martes, 3 de mayo de 2016

Ciudad encantada de Tamajón, embalse del Vado, La Vereda, Monasterio de Bonaval y Puebla de Valles

Si hay un sitio exclusivo, que no debes dejar de visitar, en la sierra norte de Guadalajara, dentro de los conocidos como pueblos negros, ese es, La vereda. También te recomiendo visitar los otros destinos principales de esta ruta, cada uno de ellos con su encanto particular. De camino a nuestros destinos principales haremos alguna parada en otros lugares de interés.

Comenzaremos nuestro recorrido accediendo a la localidad de Tamajón. Para llegar hasta ella y suponiendo que partamos de Madrid, hay que tomar la A-2 hasta Guadalajara capital. Desde el núcleo urbano, al lado de la estación de renfe, tomaremos la C-101 hasta Humanes. Al llegar a la 2ª rotonda de circunvalación de la población hay que tomar la CM-1004, que saldrá a nuestra izquierda. Cuando lleguemos al desvío de la carretera que da acceso a la localidad de Puebla de Valles, lo tomaremos, donde haremos una primera parada. 




Puebla de Valles


Se trata de un pueblo, de gran tradición oleícola, que en el pasado llego a tener cuatro almazaras. Dos son los motivos principales de esta parada. El primero es contemplar el olivo milenario que se encuentra junto a la iglesia. Este ejemplar, fue trasladado hasta aquí, en el año 1994 desde su ubicación original, en la rivera, para lo cual fue necesario partirlo en dos. Tiene una altura de 5 metros y un perímetro de 10. El segundo el de admirar el fuerte contraste de las tierras desnudas, fuertemente rojizas, con las del conjunto adyacente, cubiertas por la vegetación, en especial la gigantesca cárcava que se alza majestuosa frente a la localidad y que podrás contemplar desde el mirador de la iglesia o desde el que se encuentra al final del pueblo. Si llueve y después sale el sol, la vistas de la cárcava pueden llegar a ser sublimes


Puebla de Valles - olivo milenario

Puebla de Valles - cárcava

Puebla de Valles - cárcava














Tamajón - pequeña ciudad encantada


A continuación desandaremos el camino que nos condujo hasta la localidad y tomaremos la carretera principal hasta Tamajón, cruzaremos el pueblo y seguiremos hasta encontrar una bifurcación a la derecha, que descartaremos, siguiendo recto, en dirección a Majaelrayo (GU-186). En este punto la carretera se estrecha ostensiblemente y conviene circular con precaución. A unos 100 metros a la derecha tienes un aparcamiento y a 200 metros, a la derecha está la ermita de los Enebrales donde también se puede aparcar. También puedes optar por aparcar en el pueblo y venir hasta aquí caminando. Procederemos ahora a recorrer el paraje conocido como pequeña ciudad encantada, que acabas de atravesar por la carretera. 



Tamajón - ermita de los Enebrales

Tamajón - pequeña ciudad encantada

Tamajón - pequeña ciudad encantada
Tamajón - pequeña ciudad encantada





















Tamajón - pequeña ciudad encantada

El paraje esta salpicado de sabinas, enebros y encinas que crecen en cualquier intersticio que las rocas le permitan. Una zona esculpida por los procesos de erosión y disolución que las aguas de lluvia han generado a lo largo de milenios sobre las formaciones rocosas calizas, a unos mil metros de altitud. En esta zona podrás atisbar todo tipo de formaciones rocosas, con formas caprichosas, como si hubieran sido esculpidas adrede, conformando un paraje singular y atractivo. Eso sí, ni por extensión, ni por cantidad de formaciones puede compararse con el paraje similar de Cuenca. En esta zona abundan además las cuevas y dolinas, yo tengo conocimiento de al menos 3. He visitado 2 de ellas, pero se encuentran muy escondidas dentro del bosque y la mayor parte de las estalagmitas más vulnerables han sufrido de vandalismo a lo largo de los años. En cuanto a la ermita tiene sus puertas abiertas los 365 días del año para proteger y servir de refugio a los caminantes. Únicamente una cancela de hierro corta el paso hacia el interior, junto a la puerta de entrada. La fundación de la misma está asociada con una leyenda que dice: "Un cura fue atacado por una serpiente y salvado por la luz cegadora de la Virgen, aparecida sobre un enebro en llamas". Un fresco de la pared, enfrente de la entrada, revive la escena.

La Vereda y embalse del Vado 


Proseguiremos por la GU-186 en dirección hasta el cruce con la carretera de Majaelrayo , descartando el desvío que nos aparecerá a la derecha, en dirección a este último y seguiremos de frente, en dirección al embalse del Vado. La carretera desde aquí torna a sinuosa y está en mal estado, no obstante, los breves destellos del embalse a nuestra derecha resultarán sugerentes mientras descendemos por ella. 


Embalse del vado - vista desde la pista de la Vereda

Embalse del vado - vista desde la pista de la Vereda

Al llegar al embalse, giramos a la derecha, cruzando un primer tramo de presa, después seguimos adelante hasta atravesar un túnel, seguido del tramo principal de la presa. En este punto veremos una carretera que sale a la izquierda y una pista forestal que continúa de frente. Debemos tomar esta última, que nos conducirá después de unos 10 km. hasta La Vereda. La pista no tiene restringido el tránsito de vehículos a motor, pero si se circula con un todocamino o todoterreno mucho mejor que con un turismo, pero el estado general de la pista es bueno. A medida que ganamos altura, veremos las colas del embalse del Vado. En algún punto donde la pista se ensanche, detén el vehículo y deleitate con las vistas del embalse, muy sugerentes cuando este se encuentra lleno en primavera. La pista más adelante empieza a descender sin parar. Si estas atento a mitad de descenso empezarás a vislumbrar a lo lejos tu destino, sobre una pradera, encima de una pequeña montaña y camuflado por completo con el paisaje circundante. Hacia la mitad del descenso hay un pequeño mirador delimitado por una cerca de madera, donde detenerse a ver el pueblo en lontananza y inmortalizarlo en imágenes. Nuestro descenso concluye al llegar a un puente un poco precario en la parte más baja. Desde ahí empieza una fuerte pendiente que nos lleva hasta la entrada del pueblo, que dista 1 km. aproximadamente. El propio camino a la izquierda, en una curva, hace las veces de aparcamiento y allí mismo en un muro de pizarra negra encontramos un poste, con un cartel indicativo, que nos indica que hemos llegado al pueblo. También puedes aparcar en un aparcamiento que recientemente se ha habilitado junto a la última casa del pueblo, siguiendo el camino, a la derecha.


La Vereda

La Vereda

La Vereda

La Vereda

La Vereda
La Vereda


















La Vereda

La Vereda es el pueblo negro más puro de todos los que podrás visitar en la sierra norte de Guadalajara y por ello es mi debilidad, seguro que te enamorará. Lo descubrí, hace ya más de 25 años por casualidad, perdiéndome por pistas y caminos, como otros tantos lugares que he ido descubriendo a lo largo de mi vida. El declive de este pueblo y de su hermano, Matallana, se origina con la creación del embalse. Esto supone la desaparición del pueblo del Vado por un lado y el corte de los caminos que unían a estos con el pueblo centro de comarca (Tamajón) por otro. La puntilla la dio ICONA en 1971, cuando decidió ejecutar una expropiación forzosa de todo el término municipal. Este último hecho obligó a las dos últimas familias que quedaban en el pueblo a cargar sus mulos con las pertenencias que estos pudieran acarrear y emigrar. Encontrarás fotos impresionantes de esto último en el enlace "saber más". En el año 1974 se construye la pista que llega hasta el pueblo. Hasta entonces sólo hubo senderos no aptos para vehículos. En 1977 un grupo de personas solicitó la concesión del pueblo de la Vereda a ICONA, para lo cual se creó una asociación cultural, con el compromiso de mantener y restaurar las edificaciones, para evitar que estas derivaran en ruina. Este último hecho es el que ha permitido salvar el pueblo y que ahora todos podamos disfrutarlo. No esperes encontrar en este lugar bares, alojamientos o servicios de ningún tipo. Las casas no disponen de luz eléctrica, ni saneamientos, lo único que se introdujo hace algunos años es agua corriente a la puerta de las viviendas. Las calles del pueblo son sendas, a las que ningún vehículo puede acceder, por la estrechez de las mismas, cubiertas por yerba y pizarra en proporciones cambiantes. Como dato curioso el cura párroco de mi pueblo, que también lo fue en su juventud de La vereda, Matallana y otros pueblos del entorno me dijo una vez que tardaba 7 horas a pie en rrecorrerlos todos para oficiar la "Santa Misa". Hace algunos años le llevé a visitar estos pueblos Serranos, en los que ejerció su Ministerio y aun a pesar  de la dificultad de su movilidad pudimos pasear y emocionarnos juntos reviviendo historias pasadas.


Matallana


Siguiendo la pista que nos condujo hasta la Vereda, y tomando la primera desviación a la derecha que nos encontremos podemos llegar hasta Matallana. Mi consejo es hacerlo sólo, si se dispone de un vehículo todoterreno y la pista está seca. La pista que da acceso a Matallana, siempre ha estado en muy mal estado y más de un vehículo preparado ha resultado atrapado en ella, con el consiguiente disgusto y angustia que eso supone. En el momento que escribo este artículo la pista está totalmente impracticable para vehículos de cualquier tipo, salvo que alguien disponga de una oruga. No comprendo el estado de abandono en el que se encuentra, con roderas y socavones de más de 1 metro de profundidad, en varios puntos del recorrido, que yo sólo he podido ver por televisión, en países tercermundistas. Conclusión: Si aún a pesar de todo alguien quiere acceder hasta la localidad que opte por acceder con el vehículo hasta donde se pueda, lo aparque y a partir de ahí acceda caminando. La arquitectura de Matallana es del mismo tipo que la de la Vereda, pero su estado de conservación deja mucho que desear, digamos que no corrió la misma suerte que la Vereda, aún a pesar de que si hubo algún intento de recuperación. Según tengo entendido en las casas que permanecen en pie y en algunas otras recuperadas hay población estable, que viven en precario, de forma autárquica, en comunión total con la naturaleza, sin luz, ni agua corriente. Lo peor de todo para mí es el acceso, completamente intransitable, como ya he mencionado en muchos momentos del año.


Matallana - iglesia

Matallana - árbol singular

Matallana


Matallana


Monasterio de Bonaval


Una vez que regresemos hasta la presa del Vado volveremos a cruzar el primer tramo de la misma, el túnel y el segundo tramo. Nada mas pasar este último, tomamos el ramal de la derecha hasta el pueblo de Retiendas. Unos 500 metros antes de alcanzar el pueblo, nada más cruzar un puente, sale un camino a la derecha, que está cortado por una cadena. Aquí aparcaremos nuestro vehículo y caminaremos una media hora (2 km. aproximadamente) hasta llegar a las ruinas del monasterio de Bonaval. Se trata de un monasterio Cisterciense, fundando en el año 1164, a caballo entre el Románico y el Gótico, abandonado en 1821, tras la desamortización de Mendizábal. Su ubicación, como corresponde a todos los de la orden, en un lugar apartado, que invitase a la meditación y el rezo, pero no desprovisto de recursos: junto a un río, en una vega y entre bosques.


cárcavas, en el entorno de Bonaval

cárcavas, en el entorno de Bonaval

Monasterio de Bonaval

Monasterio de Bonaval

Monasterio de Bonaval


Los pocos restos que se conservan del monasterio, en ruina, se corresponden con la iglesia, parte del refectorio y la sala capitular, eso sí en el más absoluto de los abandonos y habiendo sufrido ya algún robo en su patrimonio. A lo largo de los años he escuchado innumerables llamamientos para rehabilitar y restaurar las ruinas, sin ningún resultado hasta la fecha. La única actuación realizada hace ya algunos años, ha consistido en el vallado de todo el conjunto, con muy poca fortuna. Por ello, no es posible entrar dentro, para contemplar las estructuras que quedan en pie, como las bóvedas o la escalera de caracol de una de las torres. Desde el exterior si podrás contemplar la portada o la ventana encima de esta última, de gran finura en su elaboración. Las hiedras y los árboles han colonizado las paredes y los muros de la iglesia impregnándoles belleza y destrucción a partes iguales. En cualquier caso, seguro que te darás cuenta de que se trata de un lugar especial, que invita a la contemplación y a la melancolía. 

Manuel Andrés


Para saber más:

Guadalajara; Puebla de Valles; Fiesta del olivo milenario
Ermita de los Enebrales y pequeña ciudad encantada
Impresiones de la vereda
Pueblos deshabitados - La Vereda
Hijos de la vereda
Monasterio de Bonaval 1
Monasterio de Bonaval 2
P.D: Disfruta, respeta, no perturbes el entorno y llévate tu basura.

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